viernes, 19 de septiembre de 2008

13/08/08 Dia 14: Venecia - París

Ya apoltronados en el tren, comenzó (tras agotar las baterías de las ds) nuestra búsqueda de la posición más cómoda para dormir (no es un problema para Corderzzzzz). Si tienes que dormir en un tren y eres de estatura normal, solo vas a estirarte a gusto tumbado en el suelo. Bueno, la cosa es que intentamos dormir, pero nos mosqueaba eso de que a las 12, aun no hubiesen apagado las luces. Imaginaos la pinta durmiendo con las gafas de sol...

Ya estábamos resignados a pasar la noche de aquella manera, hasta que llegamos a la frontera húngara y sorpresa!!! un control policial, la noche se ameniza. Suben un montón de polis que desmontan medio tren, revisan equipajes y piden "pasaportes", varias veces. En tan solo media hora, revisaron el tren completo. Bien, salimos de allí por fin y entramos en Croacia... y otra sorpresa!!! policía fronteriza croata que entra en acción: revisión de tren, mochilas y documentación. Al rato nos volvemos a poner en marcha. Paramos en Zagreb y continuamos hasta la frontera... y si, otra vez control policial. Esto se está alargando casi más que la noche, así que para abreviar: cruzamos a Eslovenia y otro control. Seguimos por Ljubljana de nuevo hasta la frontera donde nos esperaba un control policial más. Al menos los italianos no eran tan paranoicos y llegamos a Venecia con hora y media de sueño de 14 de viaje, eso si, después de ver más policias que en un concierto de los Village People.

Bajamos del tren y buscamos rápidamente la manera de llegar a Hendaya. En contra de toda lógica, ir en una línea más o menos recta pasando por Niza nos llevaba unas 26 horas, mientras que volver pasando por París (si, unos 1500 km más) "solo" nos costaba 24 horas. Obviamente elegimos la opción B, que nos llevaba por Milán (donde comimos), Laussanne y París.

El viaje no fue del todo malo, Suiza tiene unos paisajes que hacen más entretenido el paseo. En el tren conocimos a Marie, una francesa que hablaba italiano y con la que compartimos gran parte del día. Estaba algo colgada pero era maja.

Llegamos a Gare de Lyon y cruzamos a Austerlitz. Mientras cruzábamos el Sena vimos Notre Dame y la torre Eiffel iluminadas de noche, lo único en dos paradas de paso por París, tendrá que ser en otra ocasión. Después de hacer cola, nos dijeron (en francés, idioma que no entendemos ni papa) poco más o menos, que las reservas estaban cerradas y que nos buscásemos la vida hablando con el revisor. Así que ahí me quede mirando el cartel de las departures, mientras el resto del equipo buscaba algo para cenar que no costase 20€ o estuviese a medio podrir.

Nada más pusieron nuestro andén salimos corriendo hacia él, y nunca mejor hecho ya que, 10 segundos después de llegar, nos alcanzó una marabunta de unas 300 personas con el mismo objetivo que nosotros, entrar en ESE tren. Como estábamos de los primeros no nos costó mucho conseguir literas al módico precio de 27€ (y eso que teniamos interrail) en el penúltimo vagón de un convoy de casi 50.

Con tantas prisas, la única cena que pudimos conseguir fueron dos paquetes de kit-kat que sacó Corder de una máquina ya casi sobre la bocina.

En el compartimento coincidimos con una mejicanas que habíamos conocido un rato antes y con las que estuvimos hablando hasta una hora indeterminada en al que me quedé dormido. Cómo estaríamos de cansados para quedarnos dormidos con tanta facilidad. Ya queda poco para dormir en casa...

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